Una obra ya sea en tu propiedad o en las zonas comunes, suele ser a priori una fuente de ruido y suciedad que con frecuencia se vuelven eternas además de resultar insoportables por las molestias que generan. No obstante, una obra, en la gran mayoría de los casos supondrá una mejora a la larga de los espacios modificados.
Ante el ruido que generan las obras, es prácticamente imposible tomar medidas que ayuden a paliarlos, recordemos que los horarios establecidos para los trabajos de construcción, modificación, reparación o derribo de edificios o infraestructuras, se podrán realizar, de lunes a viernes, entre las 7 y las 22 horas o en sábados y festivos entre las 9 y las 22 horas, salvo que por razones de urgencia, seguridad o peligro necesiten de un horario especial.
En cuanto a la suciedad ocasionada por dichas obras, sí que podemos prevenir que el temido polvo de obra ensucie cada esquina de nuestra comunidad. Dicho polvo se asienta en cada rincón de las propiedades y zonas comunes aledañas a los espacios donde se esté llevando a cabo estas temidas tareas sin apenas percatarnos de ello. Por esta razón, resulta de vital importancia hacer hincapié en reforzar las tareas de limpieza rutinaria de la comunidad, fortaleciendo sobre todo, los espacios sujetos a obras, haciendo preciso contratar si fuera necesario servicios adicionales de limpieza.
Debemos tener en cuenta que, mantener totalmente impolutas las estancias mientras la reforma esté en curso, es casi imposible, no obstante, habrá que repasar cada día la zona afectada para evitar olores desagradables, prevenir la aparición de plagas o prevenir la acumulación no deseada de polvo de obra.
Una vez finalizadas las modificaciones de las zonas comunes, es cuando se llevará a cabo una limpieza más exhaustiva y profunda del entorno dejando los espacios modificados listos para disfrutar de nuevo.